He leído hace poco esta novela que, en su momento, fue considerada poco menos que pornográfica, y debo decir que, teniendo en cuenta los parámetros del momento en que fue escrita y la sociedad en la que apareció, debo decir que estoy de acuerdo. La historia tiene como punto de partida el amor casi inexistente que aparenta un matrimonio joven de la aristocracia rural inglesa. El marido ha acabado postrado en una silla de ruedas después de la primera guerra mundial y la mujer, a pesar de que desea cuidar de él en un primer momento, lo que realmente desea es la vida llena de energía y de deseo que su marido no puede darle. A él, Clifford, parece importarle realmente una única cosa: que su mujer dé a luz a un heredero, sea suyo, del butanero, o del criado. No voy a dar demasiadas pistas para no spoilear, pero la novela sigue esa tónica. La relación entre los dos cada vez es más fría mientras Lady Chatterley frecuenta a su amante de manera cada vez menos clandestina. La novela está...
Para literatos aburridos, padres de familia con inquietudes y michelines, chavales pajilleros llenos de mocos y algún que otro editor despistado. Si habías pensado alguna vez que la buena literatura era un rollo es porque no habías leído a Philip Roth.