Ir al contenido principal

Prolegómenos pretenciosos


Hace cosa de doce años que comencé a escribir en mi blog personal. Los motivos fueron varios: un ataque de vanidad irresistible, demasiado tiempo libre, los deseos insatisfechos de convertirme en escritor y algún que otro momento de necesidad creativa insatisfecha fueron entonces mis motores. Recuerdo que la primera entrada que escribí me emocionó especialmente. Un tiempo después la utilizaría yo en mi primera novela, "El Verano de los Náufragos", pero por aquel entonces todavía no había madurado en mi interior el deseo de llegar a ser algo más que un simple juntaletras. No es ese mi deseo ahora, pues mi vida está absorta en el caos desde hace unos meses. Pero todo caos es el inicio de algo nuevo, así que yo también he decidido comenzar un nuevo proyecto: este blog que, en homenaje a mi escritor favorito, utiliza el nombre de su álter ego.

En este blog hablaré mucho de literatura, o lo intentaré mientras trabajo de profesor, cuido de mis niños, mantengo mi casa en orden y dejo de deprimirme por mi reciente separación. Escribir puede ser una terapia, una diversión, una parida o un medio de ganarse la vida, pero me parece que no puede ser las cuatro cosas a la vez. Y a tanto tampoco aspiro.

También hablaré de mis libros, de los que lea de otros autores, pues no sólo de Philip Roth vive el hombre, e intentaré no caer en tópicos ni comidillas literarias varias, aunque, por supuesto, también a mí me gusta dejar comentarios en otros blogs y pensarme que mi opinión es más válida o mejor que la de otras personas. A veces simplemente escribiré alguna reflexión de esas que parece que se han pensado mucho, que han hecho mucho daño al parirlas, que te han provocado alguna arruga o alguna hemorroide molesta, pero tampoco me parece muy lógico dar la tabarra a nadie con mi forma de pensar.

Este blog y su autor os invita fervientemente a que le leáis, os riáis con él, os dejéis llevar por sus desvaríos y os intereséis por los libros que presentará. También de vez en cuando tocará hablar de algún dísco, o de alguna película, o incluso de alguna serie, pero eso no será con tanta frecuencia.

Y también tocará hablar de mis niños, de qué significa ser padre, de qué neuras, malestares, quejidos, preocupaciones, alegrías y deseos tiene un humilde padre de tres niños recién separado que sabe que, en el fondo, ningún libro ni obra de arte puede asemejarse a una simple sonrisa de cualquiera de mis niños.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Episodios de una guerra interminable: "Inés y la alegría", "El lector de Julio Verne", "Las tres bodas de Manolita" y "Los pacientes del doctor García", de Almudena Grandes

Hoy no vengo a hablaros de un libro en concreto, sino de cuatro, a cada cual mejor, a cada cual más ameno y más interesante, de los cuales no sabría decir cuál está mejor o peor escrito, ni cual es más o menos aburrido, ni cual vale más la pena. Porque he de decir que estos cuatro libros, que forman parte de un proyecto de seis volúmenes, son, sencillamente, magníficos. Yo no conocía demasiado a Almudena Grandes. Sabía el nombre de dos de sus títulos más emblemáticos: "Las edades de Lulú" y "Malena es nombre de tango", pero poca cosa más. No soy un fanático de la literatura patria contemporánea, pues, de hecho, mucho de lo que leo es literatura traducida, y no porque considere que no hay buenos escritores en España -que haberlos, haylos-, sino porque la mayoría de los autores españoles que tengo en mi biblioteca están criando malvas o bien gozando de una (¿merecida?) jubilación. Por otro lado, en este país hay muchas capillitas y grupitos, favoritismos y...

Great expectations, by Charles Dickens

El título de esta magnífica obra de Dickens suele traducirse como "Grandes esperanzas", pero yo diría más bien que sería más acertado llamarla "Grandes expectativas". Como en la mayoría de novelas de Dickens, los elementos autobiográficos son presentes de manera palpable, y el protagonista vuelve a ser un niño huérfano, Pip, o casi huérfano del todo, pues vive con su hermana y su tío que trabaja de herrero en una pequeña población. La narración arranca con una escena de la más extraña: un convicto, escapado de su castigo en unas galeras, le pide al bueno de Pip mientras éste está en el cementerio que le traiga comida o lo matará en cuanto se lo vuelva a encontrar. Durante las primeras ciento cincuenta páginas Dickens nos habla de Pip, de sus sentimientos de inferioridad y de su amistad con Joe, su tío, y su admiración por Estella, una chica de gran belleza y no menor arrogancia que vive con una mujer rica y vieja que nos es descrita como muy amargada. Cuando...

Cierro las persianas

Hace unos días me han comunicado una noticia que tiene un doble significado para mí: por un lado, es la constatación de un fracaso, y, por el otro, el único remedio que hará mi vida más llevadera desde que perdí muchas cosas que amaba hace casi dos años. Durante este tiempo a veces he deseado cambiar de profesión, hacerme escritor o músico, pero es igual. Trabaje de lo que trabaje, mi enfermedad es tan asquerosa que impediría, tarde o temprano, poder ejercer de lo que deseara. No sé cuánto tiempo estaré en esta situación, pero sí que sólo deseo estar más sano para poder cuidar de mis niños. Ellos lo son todo para mí y mi renuncia a cualquier otra cosa me servirá para mejorar de salud y poder cuidarlos como se merecen. Por todo ello, cierro el blog. No sé si es hasta siempre o hasta luego, pero no quiero seguir alimentando en mí falsas esperanzas. Quiero ser realista: lo que tengo lo tendré para siempre, así que mejor tomármelo todo con tranquilidad.