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Episodios de una guerra interminable: "Inés y la alegría", "El lector de Julio Verne", "Las tres bodas de Manolita" y "Los pacientes del doctor García", de Almudena Grandes



Hoy no vengo a hablaros de un libro en concreto, sino de cuatro, a cada cual mejor, a cada cual más ameno y más interesante, de los cuales no sabría decir cuál está mejor o peor escrito, ni cual es más o menos aburrido, ni cual vale más la pena. Porque he de decir que estos cuatro libros, que forman parte de un proyecto de seis volúmenes, son, sencillamente, magníficos.

Yo no conocía demasiado a Almudena Grandes. Sabía el nombre de dos de sus títulos más emblemáticos: "Las edades de Lulú" y "Malena es nombre de tango", pero poca cosa más. No soy un fanático de la literatura patria contemporánea, pues, de hecho, mucho de lo que leo es literatura traducida, y no porque considere que no hay buenos escritores en España -que haberlos, haylos-, sino porque la mayoría de los autores españoles que tengo en mi biblioteca están criando malvas o bien gozando de una (¿merecida?) jubilación. Por otro lado, en este país hay muchas capillitas y grupitos, favoritismos y sectarismos, no sólo en lo que a política se refiere, sino también en lo referente a literatura y cultura en general.

Como he dicho, yo de Almudena Grandes poco sabía, llamadme inculto, si queréis. Tuve la suerte de que a mi padre le regalaron "Los pacientes del doctor García" por Navidades y, al acabárselo él, lo cogí yo. Mi psiquiatra me había dicho que no le había gustado especialmente, que había demasiados personajes y que uno se hacía un lío, y esto puede ser un tanto cierto, porque no es una lectura fácil. Lo excelente nunca es fácil, podríamos decir, pero es que, en este caso, la excelencia riza el rizo, y no sólo en este volumen, sino también en los otros tres. En este volumen, mezclando la realidad con la ficción, conoceremos la doble vida de un médico republicano que, una vez acabada la guerra y con una identidad falsa, se acaba convirtiendo en una especie de agente doble, ayudando clandestinamente a sus camaradas comunistas mientras se infiltra en una red de evasión de criminales de guerra nazi que realmente pasaron por nuestro país rumbo a las Américas o a la Costa del Sol.

Almudena Grandes se ha propuesto dar voz, nombre, vida, gestos y palabras a la minoría silenciosa que luchó contra Franco mientras este cabrón fusilaba cada día a decenas de personas inocentes, metía en la cárcel a gente que no había disparado un sólo tiro en toda la guerra, y hacía todas estas cosas mientras cruzaba los dedos para que los aliados que se ventilaron a Hitler y Mussolini no hicieran lo mismo con él en cuanto se presentara la oportunidad.

En "Inés y la alegría" se narran las vicisitudes de la invasión de la Vall d'Aran en otoño de 1944, unos hechos que a día de hoy ya no son tan desconocidos como hace un par de décadas, gracias no sólo a este libro, sino también a la novela de Jaume Cabré "Les veus del Pamano" -también excelente-, y estudios históricos como el de Secundino Serrano en su ensayo sobre el maquis, un libro que tengo a medias porque me perdía entre tanto nombre, sigla y datos -qué se la va a hacer, no valgo para historiador-.

No sólo en este libro, sino en los cuatro, Almudena Grandes mezcla personajes reales y ficticios, hechos reales e inventados, hechos que ahora sabemos que pasaron tal cual y hechos que podría haber pasado como narra la autora o de manera parecida. Le ha llevado su tiempo escribir cada una de estas novelas, eso se nota, y la documentación que ha manejado es muy profusa, detallista, hasta llegar al extremo que no sabes dónde empieza lo real y dónde la ficción, si bien la autora acaba cada volumen dándote pistas de lo que se ha inventado y lo que no, a la vez que, en alguno de los libros, intercala capítulos escritos en presente que narran los hechos tal cual sucedieron.

"El lector de Julio Verne" es la más corta de las cuatro novelas, y fue en la que más me costó entrar, hasta que una serie de giros inesperados en el argumento -giros de verdad, de los de agárrate y no te menees-, me atraparon y me hicieron devorar lo que quedaba del libro. Narra la resistencia de la guerrilla en la sierra de Jaén entre los años 1947 y 1949, entremezclada con la amistad entre el hijo de un guardia civil y un pintoresco personaje llamado Pepe el Portugués que tiene más miga que contar que una barra de cuarto.

En "Las tres bodas de Manolita" asistimos a una serie de historias de amor entremezcladas con la política, el puterío, un tablao flamenco, un delator que realmente existió y que era la reencarnación de Dumbo y un cura aprovechado que cobraba pequeñas fortunas por permitir a las parejas de los presos de la cárcel de Porlier pasar un rato a solas con sus hombres en unos cuartuchos pestilentes en los que ellos no eran los únicos seres vivos presentes.

Sólo hay dos objeciones que se me ocurre hacerle a estos cuatro volúmenes publicados hasta la fecha:  a mi entender, en "Los pacientes del doctor García", me resulta un tanto difícil de concebir que pueda cambiar de identidad después de la guerra una persona que, antes de la conflagración, había trabajado en un hospital e incluso había aparecido en algún recorte de periódico y que únicamente un compañero suyo del partido lo reconozca. La otra objeción que me permito hacerle a Almudena Grandes es que, desde el primer capítulo de "Las tres bodas de Manolita", ya sabes quién es el delator que hace caer a los miembros de la JSU en la clandestinidad, y eso me parece una putada.

Pero, dejando esas menudencias aparte, he de comentar un hecho que me ha parecido magnífico, y es que hay varios personajes que aparecen en todas las novelas, en unas de manera tangencial y en otras como protagonistas o personajes secundarios de peso. Y el hecho de que esos personajes tengan exactamente la misma voz en unas novelas que en las otras, que se comporten igual y tengan sus mismos defectos y virtudes, quiere decir que Almudena Grandes no se ha limitado a escribir sus cuatro novelas como si fueran churros, uno detrás de otro y cortando donde le da la gana, sino que ha hecho algo mucho más difícil y admirable: ha cogido hilos de verdad, hilos de mentira, agujas de escritor, patrones de realidad y diseños de gran inventiva  y ha trenzado unas obras que, como si fueran alfombras persas, parecen sencillas pero son de una complejidad increíble.

No se me ocurre decir nada más y nada menos que, a mi entender, y por lo que leído hasta ahora, estos cuatro episodios de la misma serie son la obra literaria más interesante de la década que toca a su fin en cuanto a lo que narrativa española se trata.

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