Hace ya un par , de décadas, cuando acababa de terminar mis estudios pre-universitarios, un profesor mío de filosofía me comentó que uno de los mejores alumnos que había tenido en los cursos siguientes al mío le había dicho que "no hay ningún libro bueno escrito después del siglo XV", lo cual es bastante exagerado, por no decir que un tanto arrogante.
No es que los libros antiguos, como el buen vino, sea mejor cuantos más años pasan en la barrica de roble -o en la estantería de la biblioteca del canon literario, según sea el caso-, pero sí que se ha de reconocer que la gran mayoría de géneros, de tópicos literarios, de temáticas y de figuras retóricas ya se las debemos a los griegos y a los romanos de hace más de dos mil años.
Dicho esto, el libro que presento hoy no es una excepción. A menudo se publican en nuestra sociedad biografías y autobiografías de personajes célebres, algunas tan bochornosas pero tan jugosas para los bolsillos de las editoriales como las memorias de Belén Esteban. En "Vidas paralelas: Alejandro y Julio César", los personajes que se nos presentan son verdaderas figuras capitales de la cultura occidental. No describiré sus logros ni sus anécdotas más jugosas, ni tampoco su forma de morir, aunque sea de todos conocida. Sólo diré que Plutarco escribe de manera sencilla y amena, te llega a transmitir diversas cuestiones psicológicas de los personajes -más bien personalidades- que son sujeto del relato, y uno acaba con la idea de puede entender mejor a ambos prohombres.
A mi modo de ver, lo que hecho en falta en esta edición de Edaf que compré hace muchos años es un mayor número de notas a pie de página, a pesar de que haya más de cuarenta. Hay momentos en que me pierdo un poco con los nombres de los amigos de Alejandro -que eran muchos cuando de celebrar una victoria se trataba, pero no cuando se trataba de pasar semanas con el agua racionada-, y en otros momentos desearía conocer un poco más los tejemanejes de la política romana, con alguna nota más larga o alguna explicación interpolada de cómo funcionaba el nombramiento de los cargos públicos en la Roma republicana, e incluso algún mapa de las campañas de César y de Alejandro también ayudaría mucho a comprender la magnitud de su ardua tarea.
Las "Vidas paralelas" de Plutarco son una serie de colecciones de biografías cortas de personajes griegos y romanos que se contraponen unos a otros, con una suerte de comparativa final que, en el libro que nos atañe, se ha perdido. En algunos de los volúmenes de la serie Plutarco compara personajes que tienen más de legendario que de real, pero, en todo caso, uno disfruta leyendo cómo se detiene a considerar una pequeña anécdota o cómo narra una batalla de manera concisa y sobria, resaltando siempre las virtudes y también los defectos de las personalidades que glosa.
Os lo recomiendo si deseáis profundizar un poco en esa asignatura de la escuela llamada Historia y de la que siempre se quedaba uno a medio terminar por ser ésta de un temario extensísimo.
No es que los libros antiguos, como el buen vino, sea mejor cuantos más años pasan en la barrica de roble -o en la estantería de la biblioteca del canon literario, según sea el caso-, pero sí que se ha de reconocer que la gran mayoría de géneros, de tópicos literarios, de temáticas y de figuras retóricas ya se las debemos a los griegos y a los romanos de hace más de dos mil años.
Dicho esto, el libro que presento hoy no es una excepción. A menudo se publican en nuestra sociedad biografías y autobiografías de personajes célebres, algunas tan bochornosas pero tan jugosas para los bolsillos de las editoriales como las memorias de Belén Esteban. En "Vidas paralelas: Alejandro y Julio César", los personajes que se nos presentan son verdaderas figuras capitales de la cultura occidental. No describiré sus logros ni sus anécdotas más jugosas, ni tampoco su forma de morir, aunque sea de todos conocida. Sólo diré que Plutarco escribe de manera sencilla y amena, te llega a transmitir diversas cuestiones psicológicas de los personajes -más bien personalidades- que son sujeto del relato, y uno acaba con la idea de puede entender mejor a ambos prohombres.
A mi modo de ver, lo que hecho en falta en esta edición de Edaf que compré hace muchos años es un mayor número de notas a pie de página, a pesar de que haya más de cuarenta. Hay momentos en que me pierdo un poco con los nombres de los amigos de Alejandro -que eran muchos cuando de celebrar una victoria se trataba, pero no cuando se trataba de pasar semanas con el agua racionada-, y en otros momentos desearía conocer un poco más los tejemanejes de la política romana, con alguna nota más larga o alguna explicación interpolada de cómo funcionaba el nombramiento de los cargos públicos en la Roma republicana, e incluso algún mapa de las campañas de César y de Alejandro también ayudaría mucho a comprender la magnitud de su ardua tarea.
Las "Vidas paralelas" de Plutarco son una serie de colecciones de biografías cortas de personajes griegos y romanos que se contraponen unos a otros, con una suerte de comparativa final que, en el libro que nos atañe, se ha perdido. En algunos de los volúmenes de la serie Plutarco compara personajes que tienen más de legendario que de real, pero, en todo caso, uno disfruta leyendo cómo se detiene a considerar una pequeña anécdota o cómo narra una batalla de manera concisa y sobria, resaltando siempre las virtudes y también los defectos de las personalidades que glosa.
Os lo recomiendo si deseáis profundizar un poco en esa asignatura de la escuela llamada Historia y de la que siempre se quedaba uno a medio terminar por ser ésta de un temario extensísimo.
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