Ir al contenido principal

Lo Somni, de Bernat Metge





Soy catalán y he de decir que, incluso para los propios catalanes, a veces cuesta acercarse a los clásicos de la literatura catalana, especialmente la medieval o renacentista, pues las normas ortográficas y gramaticales a las que estamos acostumbrados son muy posteriores a dichos periodos de nuestra historia. Por eso creo que, siempre que sea posible, es muy conveniente dotarse de alguna edición adaptada a la normativa vigente, o que, al menos, facilite al máximo la comprensión de alguna de las joyas que la literatura catalana nos depara.

Lo Somni, del humanista Bernat Metge, es un libro breve pero intenso, en el cual aparecen multitud de tópicos que aparecerán con posterioridad en la literatura renacentista castellana y europea y que ya prefigura, por sí misma, alguna de las grandes cuestiones que se esbozarán de manera más definida en libros posteriores que han tenido mucho más reconocimiento.

Bernat Metge nos ofrece el contenido de un supuesto sueño en el cual su señor, el rey Juan I de Aragón, debate con él sobre la naturaleza del espíritu, sobre la muerte y la eternidad, y, muy especialmente, sobre las mujeres, aunque de eso se encargue uno de los acompañantes del rey, una especie de oráculo llamado Tiresias, ciego y dotado de una gran retórica. Tiresias intentará convencer a Bernat Metge de la fatalidad que se esconde bajo las faldas de cualquier mujer, mientras que éste intentará convencerlo de que no es así.

Este es, brevemente, el contenido del sueño (somni, en catalán), libro que he tenido el placer de leer hace unas pocas semanas. Me ha parecido que Bernat Metge está ya mucho más imbuido del sentido renacentista del amor a las humanidades y a las artes que no sus coetáneos, y lo que para muchos es una aburrida lectura obligatoria de segundo de bachillerato para mí ha sido un pequeño placer.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Episodios de una guerra interminable: "Inés y la alegría", "El lector de Julio Verne", "Las tres bodas de Manolita" y "Los pacientes del doctor García", de Almudena Grandes

Hoy no vengo a hablaros de un libro en concreto, sino de cuatro, a cada cual mejor, a cada cual más ameno y más interesante, de los cuales no sabría decir cuál está mejor o peor escrito, ni cual es más o menos aburrido, ni cual vale más la pena. Porque he de decir que estos cuatro libros, que forman parte de un proyecto de seis volúmenes, son, sencillamente, magníficos. Yo no conocía demasiado a Almudena Grandes. Sabía el nombre de dos de sus títulos más emblemáticos: "Las edades de Lulú" y "Malena es nombre de tango", pero poca cosa más. No soy un fanático de la literatura patria contemporánea, pues, de hecho, mucho de lo que leo es literatura traducida, y no porque considere que no hay buenos escritores en España -que haberlos, haylos-, sino porque la mayoría de los autores españoles que tengo en mi biblioteca están criando malvas o bien gozando de una (¿merecida?) jubilación. Por otro lado, en este país hay muchas capillitas y grupitos, favoritismos y...

Great expectations, by Charles Dickens

El título de esta magnífica obra de Dickens suele traducirse como "Grandes esperanzas", pero yo diría más bien que sería más acertado llamarla "Grandes expectativas". Como en la mayoría de novelas de Dickens, los elementos autobiográficos son presentes de manera palpable, y el protagonista vuelve a ser un niño huérfano, Pip, o casi huérfano del todo, pues vive con su hermana y su tío que trabaja de herrero en una pequeña población. La narración arranca con una escena de la más extraña: un convicto, escapado de su castigo en unas galeras, le pide al bueno de Pip mientras éste está en el cementerio que le traiga comida o lo matará en cuanto se lo vuelva a encontrar. Durante las primeras ciento cincuenta páginas Dickens nos habla de Pip, de sus sentimientos de inferioridad y de su amistad con Joe, su tío, y su admiración por Estella, una chica de gran belleza y no menor arrogancia que vive con una mujer rica y vieja que nos es descrita como muy amargada. Cuando...

Cierro las persianas

Hace unos días me han comunicado una noticia que tiene un doble significado para mí: por un lado, es la constatación de un fracaso, y, por el otro, el único remedio que hará mi vida más llevadera desde que perdí muchas cosas que amaba hace casi dos años. Durante este tiempo a veces he deseado cambiar de profesión, hacerme escritor o músico, pero es igual. Trabaje de lo que trabaje, mi enfermedad es tan asquerosa que impediría, tarde o temprano, poder ejercer de lo que deseara. No sé cuánto tiempo estaré en esta situación, pero sí que sólo deseo estar más sano para poder cuidar de mis niños. Ellos lo son todo para mí y mi renuncia a cualquier otra cosa me servirá para mejorar de salud y poder cuidarlos como se merecen. Por todo ello, cierro el blog. No sé si es hasta siempre o hasta luego, pero no quiero seguir alimentando en mí falsas esperanzas. Quiero ser realista: lo que tengo lo tendré para siempre, así que mejor tomármelo todo con tranquilidad.