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(Re)leyendo a Alejo Carpentier






Alejo Carpentier es, sin duda, uno de los mejores escritores en castellano del siglo XX. Para mí, este cubano es un mago del lenguaje, pues con unas pocas palabras elegidas cuidadosamente, y dispuestas en un orden muy preciso, logra evocar como pocos las sensaciones más intensas y líricas del ser humano.

Carpentier es conocido, sobretodo, por ser el padre de lo que se llamó en su momento "lo real maravilloso", que muchos autores consideran que es, prácticamente, la antesala del boom latinoamericano. Para muchos críticos -y creo que están en lo cierto-, no habrían exisitido los García Márquez, Vargas Llosa y otros de no haber sido por Alejo Carpentier.

He de decir que no he leído todas sus obras. En mi mochila de lecturas figuran "El siglo de las luces", "La consagración de la primavera", "Los pasos perdidos", "El arpa y la sombra", "Concierto barroco" y "El recurso del método". Lo primero que llama la atención de Carpentier es que su estilo es barroco, apasionado y, por momentos, cercano a la floritura literatura. Por momentos me parece, al leer su obra, que su discurso es como un río, como una marea, que te envuelve y te lleva de un lado a otro, de manera suave y agradable, sin estridencias. Sus personajes siempre son interesantes, muy bien dibujados, y están a caballo de mundos que, si bien no son completamente opuestos, sí que tienen un punto de antagonismo. Por ejemplo, el Víctor Hugues de "El siglo de las luces" es, a la vez, un comerciante, un burgués y un revolucionario, mientras que la Sofía del mismo libro es tanto una niña como la madre espiritual de sus hermanos, o el Esteban de dicha novela es un enfermo que acaba convirtiéndose en el más aguerrido de los hermanos. Sus personajes evolucionan en todas sus obras, están netamente perfilados y adornados con diversos detalles que les confieren no sólo una sólida identidad, sino también un perfil seductor y atractivo. Recuerdo a mi profesora del curso de narrativa del Ateneu Barcelonès decirnos, hace ya muchos años, que Enrique y Vera, la pareja protagonista de "La consagración de la primavera", eran dos personajes de los cuales te enamorabas al poco de conocerlos y que acababas deseando ser como ellos.

Diré algo más sobre Carpentier: todavía no sé qué significa una palabra que él utiliza a menudo en sus obras. Dicha palabra es "ancilar", es un adjetivo y, a pesar de haberla buscado en el diccionario, no sé qué significa. Si alguien puede echarme un cable, bienvenido sea.

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