Desde hace ya algún tiempo vengo observando, unas veces de manera completamente pasiva y otras de modo más activo, la proliferación de todo tipo de webs con mensajes parecidos a éste: "Cambia tu triste y aburrida vida en la oficina de 8 a 17 y dedícate por entero a lo que te gusta". Lo que te gusta puede ser la literatura, la música, el macramé, el encaje de bolillos o la papiroflexia haciendo el pino. Da igual, puesto que siempre hay quién lo ha conseguido antes y, milagro de Dios todopoderoso, te va a hacer un regalo súperextraordinario en forma de libro, e-book, curso multiplataforma o enlaces descargables con todo el material que necesitas para convertirte en un auténtico privilegiado, en una de esas personas que se levantan cada mañana a la hora que les da la gana y que, en lo que tardan en llevarse una tostada de mantequilla y mermelada a la boca, han visto incrementar su cuenta corriente en varias cifras.
Seamos serios y dejemos de jugar con la ilusión de las personas. En este mundo que nos ha tocado vivir todas las profesiones, absolutamente todas, tienen una parte de insatisfacción y/o aburrimiento. No hay una profesión ideal, y lo dice una persona que más de una vez se ha sentido inclinado a dejar su trabajo de profesor para intentar otro tipo de aventuras menos estresantes. Veamos algunos de los mensajes que difunden este tipo de webs.
1. Si el trabajo te apasiona, no es trabajo
Esto para mí no es verdad. Es como decir que, si correr te apasiona, entonces no requerirá ningún esfuerzo correr una maratón cada día, porque te encanta. El trabajo cansa, esto es un hecho innegable. A partir de aquí, uno ha de buscar la parte positiva de su esfuerzo y de su desempeño. A mí me gusta mucho dar clase, pero hay muchas veces en que me enfado, en que me siento impotente y en que mandaría a más de uno a freír espárragos. ¿Me convierte eso en mal profesional? No, en absoluto. De hecho, lo que me convierte en un buen profesional es el hecho de que cada día vuelvo a la carga, y cada día estoy puntual a las ocho de la mañana en mi sitio de trabajo, me hayan dicho lo que me hayan dicho el día anterior, haya tenido o no que aguantar criaturadas y niñatadas. Cuando algo te gusta, aceptas también la parte negativa, la parte que no te explican en este tipo de webs. Vamos a ver. Preguntemos a alguno de estos escritores que venden tropecientos centenares de libros si no es difícil para ellos el ponerse cada día delante del ordenador y escribir algo digno de ser leído. Y si las ventas bajan durante un tiempo prolongado, ¿qué hacen? ¿Y si no les gusta tener que firmar ejemplares de su novela en las ferias del libro de medio mundo? Y si leen alguna crítica poniendo a parir sus novelas, ¿a quién se pueden quejar? Me parece que no es oro todo lo que reluce, ni en el mundo de la literatura ni en ningún campo profesional.
2. Con la guía megachula que vendemos, en poco tiempo estarás viviendo tu sueño
Esta es otra de esas medias verdades. Para comenzar, tenemos que tener en cuenta que, aunque la guía, el curso, el e-book o lo que sea que venda estas webs esté hecho con total profesionalidad y la mejor de las intenciones, nadie, absolutamente nadie, puede asegurarte que tú también vas a tener éxito en el desempeño del que habla la guía. Me viene a la memoria la historia de aquel chico que hizo un millón de dólares en internet de la noche a la mañana vendiendo a un montón de compañías un píxel de espacio publicitario para pagarse su educación universitaria. El caso es que su página sigue en internet, el mismo chaval explicó un montón de veces cómo lo había hecho, pero nadie repitió su éxito. Muchas veces, los pioneros en un campo se benefician precisamente del hecho de ser los primeros en llevar a cabo una determinada profesión, o una determinada acción. Cuando el resto de la humanidad decide imitarlos, la mayoría de las veces ya no queda nada para repartir.
3. Lo único que hace falta es seguir la guía al pie de la letra y esforzarte mucho
Tampoco esto lo veo claro. Hace un tiempo, curioseando por internet, me topé con casos que hablaban de personas que se dedicaban desde hacía algún tiempo a la literatura al cien por cien. Me llamó la atención el hecho de una de ellas, la cual decía que había publicado su primer libro con una editorial cuando su blog había comenzado a tener más de diez mil visitas (no sé si mensuales o diarias, pero cualquiera de las dos opciones es más que admirable). La escritora hablaba de lo duro que había sido desde entonces poder dedicarse a escribir, pues su novela se había vendido poco, a pesar de haber salido en internet, en diarios, etc...Pero lo que no decía era para mí lo más importante: cómo se lo había hecho dicha escritora para conseguir tantísimas visitas. En mi caso, mi otro blog tiene doce mil visitas registradas durante los trece años que lleva publicado en internet. La escritora daba por hecho que cualquiera con tesón y contenidos de calidad podía llegar a tener esa enorme cantidad de visitas a su blog, algo que pongo en duda. Hay temas que enganchan más y otros que enganchan menos, hay quien tiene suerte y un artículo suyo se viraliza y se comparte miles de veces, y hay a quien no le pasa nada de eso y simplemente escribe porque necesita hacerlo para sentirse mejor consigo mismo.
Me parece que, tras estos puntos que he esbozado, todos deberíamos intentar valorar más lo que tenemos, especialmente nuestras profesiones aburridas y/o estresantes, pues no sólo nos dan de comer, sino que también nos dan una rutina que ordena nuestro día, nos hacen relacionarnos con personas con las que llegamos a establecer vínculos estrechos, y, en algunos casos, también nos ayudan a sacar rendimiento a nuestro potencial creativo y/o intelectual. Dicho esto, también diré que muchos trabajos en España tienen horarios excesivos, sueldos bajos y demasiado estrés, pero, si las condiciones generales son tan malas para la mayoría de personas, quizá, en vez de apuntarnos a todas las webs que prometen cambiar tu vida laboral con una super guía a todo color, lo que deberíamos hacer es reivindicar con mucha más fuerza nuestros derechos laborales y no votar a según qué partidos.
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