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Consejos y "desconsejos" para escribir una novela





En toda mi vida debo de haber escrito unas nueve o diez novelas, aunque, por el momento, sólo he publicado una. No soy un escritor profesional, no me dedico al cien por cien a la literatura, ni tampoco he obtenido grandes réditos económicos. Pero durante todo este tiempo que llevo escribiendo narrativa, casi doce años, he comprobado que hay una serie de factores que ayudan a poder terminar una novela y tener un texto más o menos digno. Ojo, no voy a escribir en este post sobre los trucos necesarios para que tu novela sea un éxito en las redes, ni para que puedas jubilarte en una isla paradisíaca o comprarte un chateau en el Loira con las regalías de tus libros. Lo único que voy a enseñarte en este post es cómo he conseguido yo escribir una serie de obras de las que estoy orgulloso, si bien, ciertamente, de unas más que otras. 

1. Escribe con el wi-fi apagado. 

Este consejo no es mío. De hecho, lo leí hace ya varios años en una entrevista a Zadie Smith, una magnífica escritora británica, autora de uno de los libros más desternillantes que recuerdo, "Dientes Blancos". Con este consejo venía a decir que, ya que somos personas y las personas se distraen, si intentamos minimizar dichas distracciones conseguiremos poder optimizar el tiempo y las energías. Supón por un momento que estás en tu momento de calma chica del día, cuando los niños ya se han dormido y puedes dedicarle un rato a escribir. Apagas el router y te sientas en tu sitio predilecto del sofá, tapado con la mantita. Desenfundas el ordenador y abres el archivo de tu próxima novela. Te pones a teclear un rato y...¿quién tendría ganas ahora de volver a levantarse del sofá para encender el router y mirar el resultado del Barça-Levante? De acuerdo, puedes hacerlo con el móvil, pero entonces también es conveniente dejar el móvil en algún sitio que no sea fácilmente accesible cuando te sientas a escribir. 

2. Elige el momento del día en que acostumbres a estar más inspirado.

La mayoría de personas somos diurnas, por lo que, en vez de dejar tu hobby para la última hora de la noche, cuando estás más cansado y -probablemente- menos tardes en tener ganas de irte a dormir, es conveniente que te levantes un rato antes de lo habitual. Puedes ganarle media hora l sueño, aunque también es cierto que se necesita una gran fuerza de voluntad, sobre todo en invierno, cuando todavía está oscuro al despertarnos y en la cama se está tan y tan calentito. Piensa que en media hora puedes escribir una página. Si mantienes esa rutina durante todo un año, al final tienes un borrador de más de trescientas páginas. Por supuesto te queda la parte más difícil: editar, corregir, cambiar, modificar y mejorar tu manuscrito, pero ya tienes un material con el que trabajar. 

3. Date una vuelta por los blogs de literatura.

Por si no lo has hecho ya, date una vuelta por blogs como el de Las Malas Hierbas, en los cuales hay apartados en los que te explica muy bien cómo funcionan diversas cuestiones ortográficas, gramaticales, literarias y narrativas que, muy probablemente, nadie te había explicado ni en el instituto ni -me atrevería a decir- en muchos talleres literarios o cursos de narrativa. Interactúa con los autores del blog, comenta y expresa tu opinión, hazles preguntas y, sobre todo, una vez tengas terminado tu manuscrito, échale un par de cojones y enviáles tu novela para que hagan una lectura sincera y crítica. Los escritores no mejoran dando a leer sus novelas a los familiares y amigos. Estas personas de tu círculo íntimo te quieren y no van a decir que tu novela no les gusta, o que tiene fallos, y, aunque tuvieran la valentía de decirte que no les gusta, muy probablemente no sabrían argumentar su desagrado. Yo lo probé hace tiempo y, si bien la crítica fue demoledora aunque incompleta, me sirvió para mejorar.
4. No pares de escribir hasta tener un primer borrador.

Una profesora mía me dijo hace ya bastante tiempo que lo primero que ha de hacer un escritor que quiera escribir una novela es, simplemente, escribirla. Mucha gente se queda bloqueada ante la página en blanco, no sabe como continuar una novela, no sabe qué camino llevarán sus protagonistas, y, ante esas dificultades, muchas veces dudan de continuarla o no, de si vale la pena tirar "p'alante" y acabar un primer borrador, porque, en muchos casos, lo que han escrito no les parece suficientemente bueno. Esto ocurre especialmente con la primera novela que uno escribe. Es lógico. Normalmente somos exigentes con nosotros mismos, y más si pretendemos que nuestra obra pueda tener una salida en el mercado. Pero conviene tomárselo con calma. Más vale vivir un frenesí redactor y acabar un borrador en seis meses y dejarlo en un cajón, que pasarte diez años intentando escribir una novela sin llegar a completarla nunca porque no te gusta como queda. Para mí, lo óptimo es tomártelo con calma, especialmente si tienes familia y un trabajo exigente, e ir hilvanando la novela sin prisa pero sin pausa. Pero no pienses que tu primer borrador será el definitivo y que ya está bien como está. En esta vida siempre se puede mejorar, y la literatura no es una excepción.
5. Una vez tengas el primer borrador, guárdalo en un cajón durante unos cuantos meses.

 Hay quien te diría que lo óptimo es pasar casi un año sin releer el borrador, hasta haberse olvidado de él, para que la lectura resulte fresca y reveladora de tus fallos. Piensa que eres el autor de tu novela, y que, obviamente, tú ya sabes cómo acaba, quién muere, quién se enamora de quién y todos los giros inesperados de tu novela. Por lo tanto, esta relectura no estará centrada en los aspectos de la trama que necesitan una mejora, sino más bien en aquellos detalles que muchas veces se nos escapan: fallos de coherencia argumental o descriptiva, pequeños fallos ortográficos, errores gramaticales, de puntuación, de distribución de los capítulos, etc... Puede ser conveniente, si realmente estás muy perdido, que contrates los servicios de un coach literario. Acostumbran a cobrar una cantidad nada despreciable, pero su opinión es profesional y puede ser muy útil para ayudarte a mejorar como escritor. 

6. Plantéate de manera realista tus objetivos como escritor.

Hace ya algún tiempo que está de moda todo el tema del marketing on-line para escritores, la venta de e-books y lo que algunos llaman el modelo de "escritor-emprendedor". No soy quién para juzgar la facilidad o dificultad de llegar a ese ansiado status en que un escritor puede permitirse el lujo de enviar a tomar viento a su jefe para dedicarse en exclusiva a la literatura, pero sí que he de decir que, en la mayoría de casos, los escritores tienen un trabajo que les ocupa la mayor parte del tiempo y que sólo en contadas ocasiones consiguen dedicarse exclusivamente a la literatura. Hace unos años mi ex-pareja y yo teníamos empleos precarios y yo estaba casi obsesionado en conseguir algún tipo de ingreso con la literatura, pero, cuanto más empeño ponía en ello, menos beneficios conseguía, y la calidad de mis novelas tampoco mejoraba sustancialmente. Escribí un par de obras bastante comerciales, que se podrían haber vendido bien si hubieran contado con el apoyo de alguna editorial, pero nadie me las quiso publicar. Cuando la situación económica de ambos mejoró, dejé de sentir el agobio de tener que conseguir algún dinerillo extra y comencé a disfrutar mucho más del simple hecho de escribir. Gracias a esta intención de divertirme comencé a disfrutar mucho más del proceso de escritura, a pesar de las dificultades de poder conciliar mi actividad escritora con mi trabajo y la crianza de tres niños. Algunos fines de semana me despertaba a las siete de la mañana para poder escribir, o aprovechaba los momentos en que mis gemelas se quedaban dormidas, e incluso alguna vez había llegado a aprovechar el descanso del recreo en mi escuela para escribir un rato en uno de los ordenadores del centro. Y como me lo pasaba tan bien escribiendo no me importaba en absoluto hacerlo. 

Estos son algunos de los consejos que me han servido para poder escribir mis novelas. Pero, obviamente, falta el principal, sin el cuál simplemente no sabría escribir: lee todo lo que puedas, y, a poder ser, de buena calidad. Y cuando una obra te guste mucho, al cabo de unos años, vuelve a leerla. Las grandes obras siempre aportan cosas nuevas cuando se releen. Esa es parte de su grandeza.

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